Anglofilia parte II: conozcan a la revista "UltraBrit"
El otro día escribía sobre los anglófilos, un grupo heterogéneo 
y no organizado de adoradores de David Bowie, Morrissey e Ian Brown que 
andan por ahí, escondidos entre la gente normal, sin atuendos 
característicos que los señalen como tales. Esto los hace difíciles de 
distinguir del resto de los mortales, sobre  de los sobriamente 
vestidos, con los que se confunden más fácilmente. De todos modos, más 
difícil que señalarlos y distinguirlos es definirlos y clasificarlos; esto 
sucede con cualquier subgrupo interesante, y aun más con uno que no es un 
grupo realmente sino el delirio analítico-musical de un bloguero caído del 
catre como quien escribe. 
Para graficar esto voy a usar el caso que más conozco, que es el mío. 
Tomando la palabra "anglofilia" en un sentido amplio, yo vengo a ser un 
mega-anglófilo: un buen 40% de mis discos son de artistas del Reino Unido, 
incluyendo a algunos de mis preferidos de todos los tiempos como Bauhaus, 
Siouxsie And The Banshees, Cocteau Twins, Cranes o Kate Bush; en literatura, 
cine o artes plásticas la situación es la misma o mucho peor; leo 
probablemente más textos en inglés que en castellano, tengo un 
conocimiento relativamente amplio de la historia de Gran Bretaña, y me 
apresto a leer por tercera vez (para horror de mi esposa y amigos) el 
maravilloso Historia Regum Britanniae de Geoffrey of Monmouth, libro 
íntimamente relacionado con un constante interés por todas lo cercano a la 
historia del Rey Arturo. Y a pesar de todo esto, no me puedo incluir dentro 
de esta versión concentrada y más bien específica de la anglofilia a la 
que hago referencia. 
El problema es que los anglófilos hardcore realmente le prestan 
más atención a lo que llega desde Gran Bretaña que al resto de los 
productos culturales. Y la prueba está ya impresa y circulando por la 
Argentina: existe una nueva publicación editada acá en nuestro país (sí, 
el país de la Guerra de Malvinas y de la "mano de D10S") llamada UltraBrit. 
El "brit" del nombre hace referencia, obviamente, a "británico" (o mejor, 
"british"). La revista está mayormente centrada en el pop y el rock, aunque 
también tiene una sección de "artes mayores" y una sobre moda, entre 
otras. Aunque no vi la edición impresa, la revista se ve muy prometedora, 
actualizan las noticias periódicamente (allí me enteré del nuevo simple 
de Depeche Mode, por ejemplo) y los textos en general están bastante bien 
(excepto uno sobre Sex Pistols que no me gustó nada). El hecho de que 
exista una revista así, y sobre todo de que puedan darse el lujo de tener 
edición impresa, habla claramente de que puede haber un público dispuesto 
a acercarse y comprar una buena revista, no ya de música, arte y moda, sino 
de música, arte y moda británicos (aceptémoslo, yo podría lanzar 
mi propia revista "UltraRumania" pero ¿quién la compraría?).
Lo cual me lleva de vuelta al punto en cuestión; aunque está claro 
que el espectro que abarca UltraBrit excede la anglofilia en el sentido al 
que me refería antes (un anglófilo amante del pop de fina catadura 
seguramente es fan de The Go-Betweens, aunque sean australianos, por 
ejemplo), ambos tienen en común el elemento que a mí me parece más 
incomprensible: ¿por qué habría que prestarle más atención a la 
producción de un país que de otro? Yo puedo declararme amante del pop de 
Suecia, por ejemplo, pero no por eso voy a hurgar los charts suecos (o los 
blogs underground suecos) buscando mi próxima banda preferida. No, 
simplemente al final del día miro mis discos y mis carpetas de mp3, y 
observo "mirá vos, hay un montón de suecos, se ve que me gusta la música 
de Suecia". Punto. Puedo jurar que no presto ninguna atención al origen 
geográfico de lo que consumo antes de acercarme a él (exceptuando, 
obviamente, mi propio contexto geográfico personal: mis amigos, mi pueblo, 
mi ciudad, mi provincia, mi país). No digo que lo otro esté mal, y de 
hecho cuantas más revistas "UltraBrit", "UltraBrasil", "UltraSenegal" o 
"UltraFiji" haya, mejor. Simplemente no lo entiendo, del mismo modo que no 
entiendo que haya gente que afirma "escuchar rock nacional". No lo entiendo, 
incluso mientras leo por tercera vez el Historia Regum Britanniae.



 
 
los tuyos son anarcogustos. No distinguen fronteras.
ResponderEliminarDecime ya mismo donde compro UltraBrit por el amor de dios!!!
ResponderEliminarAna: por supuesto, como dijo el inglés John Lyd... ¡ups!
ResponderEliminarAndrea: sos un especimen vivo y en su hábitat de la especie en cuestión. Ah, podés conseguir la revista en Lado B, ¿dónde más?
Igual tengo medio oxidado el motor de búsqueda de nuevas bandas... ya me pondré al día. Hoy mismo iré a Lado B :D
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