Pablo Reche : horror cósmico en vivo


Vuelvo a escribir en este blog después de un año y, oh casualidad, también es para reseñar un recital en el Teatro Real, al igual que el último post. En este caso, el show que dio Pablo Reche el miércoles 23 en el ciclo Oscilaciones, con imágenes de Jorge Castro.



Hacía varios años que no veía a Reche en vivo, y siempre es un placer volver a escuchar e intercambiar unas palabras con alguien que, además de ser un gran artista, es realmente un muy buen tipo. La mayoría de las veces que lo vi tocar fue en algún club sucio (Babylon, El Ojo) y debo decir que prefiero ese contexto y no el de un teatro para este tipo de música. Voy a volver sobre este tema más adelante.

Como dije antes, hacía mucho que no veía a Reche en vivo (creo que la última vez había sido en el segundo Niufest, en el Cabildo), y en estos años su música ha cambiado algo. Ya no está tan asentada en el ataque a los sentidos, y excepto unos momentos cerca del final, no hizo uso de esas frecuencias extremas -graves o agudas- que solía utilizar más seguido antes. Tampoco hubo mucho ruido blanco o algo así. En cambio, Reche se está transformando cada vez más en un esteta, una especie de artesano del ruido, que, usando muy pocos elementos (como siempre) trabaja a nivel de la superficie de los sonidos con gran delicadeza y sobre todo mucho oficio.

Antes de seguir debo admitir que hace años que no escucho, digamos, música sin forma, o alejada de algún tipo de estructura, ya sea de canción o repetitiva. Hace años que no me siento a escuchar un disco de, ponele, Vladislav Delay o Thomas Köner o siquiera mi admirado NON. Esto ha modificado notablemente mi forma de enfrentarme a un show como el de Reche y por supuesto mi forma de decir algo sobre él, cosa que no me hubiera pasado hace 4 años cuando escuchar este tipo de música era para mi lo más normal del mundo. En gran medida, esto hizo que mi experiencia haya sido más cinematográfica que musical, algo que no me pasaba cuando este tipo de música se sostenía por sí misma en mi cabeza.




Esto último está muy relacionado con mi comentario acerca de las imágenes, que claramente no me gustaron. Bah, en realidad no es que no me gustaran (excepto en algún momento donde se acercaron peligrosamente a alguna publicidad de autos de fines de los 90) sino que me parecieron simplemente demasiado correctas y poco jugadas. Cualquier cosa queda bien con esas figuras geométricas vectoriales. Pero la idea de acompañar música absolutamente abstracta con imágenes igual de abstractas me resulta redundante y poco imaginativa. En cambio, las imágenes que los sonidos de Reche proyectaron en mi cerebro fueron muy diferentes, más cercanas al horror cósmico lovecraftiano que a otra cosa, algo parecido a lo que me sugiere la obra de dementes esotéricos como Coil, o (aún más similar a nivel sonido) los experimentos de ultratumba del ya mencionado Vladislav Delay. Para mí, una buena película de terror espacial de bajo presupuesto hubiera sido mi compañero ideal para la música de Reche: una totalmente figurativa, la otra totalmente abstracta, pero ambas igual de artificiales, atemorizantes e incómodas.

La sensación de vacío sideral, de abandono cósmico y de negritud absoluta, no está basada en el volumen en lo más mínimo, sino en algunas (no muchas) capas de sonidos que van entrando y saliendo, aunque la sensación es más como si fuera uno mismo el que entra o sale de esas capas. Algunos sonidos se pueden adivinar como de origen más o menos físico, grabados de algún lado; la mayoría de ellos son, sin embargo, irrastreables y completamente opacos, en todo sentido. Esta característica hace de la "experiencia Reche" más afín al horror cósmico todavía, donde la ignorancia y el miedo a eso que se ignora -solamente se atisba- generan la totalidad del clima ominoso, sin la ayuda de referencias familiares de ningún tipo.

Todo termina en un momento no muy largo violencia ya no del todo contenida: exactamente como en el desenlace de una historia corta de terror sobrenatural.



Algunas reflexiones finales:

a) ¿Por qué no éramos más de 30 personas en el teatro? Uno supondría que una institución pública tiene la capacidad para promocionar algo así de una manera más o menos holgada. Se ve que no es el caso. Obviamente no es fácil llevar mucha gente a escuchar este tipo de música, pero tampoco me parece algo imposible. Me parece que cuanta más gente se acerque a estas deformidades, es mejor.

b) No es que me parezca mal que haya este tipo de espectáculos en un contexto tan controlado y antiséptico como el del subsuelo de un teatro provincial ... pero recordando que hasta no hace poco teníamos a Pablo Reche tocando en un lugar mugriento como El Ojo, no puedo dejar de pensar en cómo avanzó el terreno de la "alta cultura" por sobre el underground en Córdoba. Seguramente es un mini triunfo para el Teatro Real, y esperemos que también sea mejor para el mismo Reche tocar ahí, pero no deja de ser una derrota del underground, de alguna manera. Aunque en una de esas sea como me dijo mi adorada esposa Ana, tal vez el underground se caracteriza justamente por eso: por la derrota.

c) Pablo Reche sigue siendo, indubitablemente, un verdadero maestro.


Las fotos son extraídas del Facebook del Chateau CAC, por Js Trieb.



Pablo Reche (blog)
http://pabloreche.blogspot.com

Pablo Reche (myspace)
http://www.myspace.com/pabloreche

Chateau CAC

http://chateau-cac.blogspot.com

Cthulhu tejido al crochet
http://www.wired.com/images_blogs/photos/uncategorized/2007/04/27/cthulhu.png

Comentarios

  1. hola.... lei tu escrito sobre Pablo Reche al cual considero un gran creador de clima, y mucho de lo que describis es cierto... Agradezco que pongas el autor de las fotos... saludos...
    Js trieb

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Escriban lo que quieran; total, si no me gusta lo voy a borrar.

Entradas populares de este blog

Un par de recomendaciones electrónicas vía Soundcloud: Astrosuka, xEGOVIA, Eightcubed, Crystal Castles

Lief Hall : Voices (self released, 2014)

Esperando el fin del mundo