Ingresando con precaución al gigantesco y atemorizante mundo del hip hop contemporáneo
Muy lentamente estoy empezando a descubrir las agridulces mieles del hip hop actual. No es una tarea fácil para alguien cuyo interés en el hip hop se cortó abruptamente alrededor de 1996, en plena adolescencia. En aquel momento, lo que yo y mis coetáneos entendíamos por hip hop era de algún modo algo muy cercano al rock de la época, ya sea a nivel musical (con todas las mezclas de hip hop con metal y hardcore) como simplemente porque ambos, al menos acá en Argentina, tenían aproximadamente el mismo público. El hip hop ofrecía, desde el punto de vista de un adolescente, iguales dosis de corrección e incorrección política, compromiso, enojo, onda y baile. A los 15 años, para mí el mundo era básicamente un lugar hostil habitado por un montón de policías que querían impedir que yo y mis amigos hiciéramos lo que más deseábamos, lo cual era: tomar cerveza, saltar, aniquilar a la clase política y seguir saltando un poco más. El hip hop era una excelente música de fondo para ese mundo.
Además y viéndolo con perspectiva, era música mucho más de avanzada que cualquier forma de rock de la época (y de esta época también, la verdad), con sus samples, su estructura repetitiva y su mala leche en estado puro.
Los casets que recuerdo haber tenido o haber escuchado en aquel momento
incluían a los obvios Beastie Boys y Cypress Hill, así como a artistas
más turbulentos como Onyx, Ice-T, Ice Cube, y los pioneros Public Enemy.
Estaba al tanto de la existencia de gente como 2Pac o Dr. Dre, pero por alguna razón nunca llegaron hasta mis oídos en aquel momento. También había cosas horribles como Delinquent Habits o delirios extraños
como la banda de sonido de la película Judgement Night, la cual escuché
hasta el hartazgo, donde cada tema era una colaboración entre algún rapero
(Onyx, House of Pain, Boo-Yaa T.R.I.B.E., etc) y alguna banda de rock de la época
(desde metaleros como Helmet, Biohazard y Slayer hasta bandas "alternativas"
como Sonic-Youth, Pearl Jam y hasta ¡Teenage Fanclub!). Todos estos
crossovers entre hip hop y rock alternativo ("¡Rapcore!") aumentaban la sensación de que,
aunque diferentes en sonido y procedencia social y "racial", ambas
tradiciones estaban de alguna manera juntas en su "furia contra el sistema".
Todo esto coincidiendo con la muy noventera reivindicación de los '70,
tanto del hard rock como del funk en todas sus variantes ... y un montón de
cosas más que exceden ampliamente este articulito.
No es casualidad que cuando alrededor de 1997 abandoné el Rock-Con-Mayúsculas para entregarme a las garras del postpunk y el Dark-Con-Mayúsculas (o la versión del mismo que fuera posible encontrar por ahí),
también abandoné completamente el hip hop y todo lo relacionado con él.
Por algún motivo, Bauhaus y Onyx, a pesar de ser igualmente tenbebrosos y
lúgubres, no podían ser compatibles en mi cabeza de adolescente. Era un poco no poder identificarme con la clásica actitud "I'm tellin ya" del rap. También por mi creciente desinterés por el contenido de las letras, en general. Y por más
que suene horriblemente racista ponerlo en estos términos ahora, la verdad es que el hip
hop no cumplía con las demandas de "palidez espectral" que exigía el
estándar gótico. Al poco tiempo comencé a escuchar música 100%
electrónica, lo cual en los años del cambio de siglo incluía obviamente
mucha música que podía etiquetarse como "hip hop instumental", pero sin
embargo el hip hop propiamente dicho no volvió jamás a atraer mi atención
(excepto el haber descubierto, vía Kraftwerk, al genio de Afrika Bambaataa),
y sinceramente nunca más supe nada de él en los años subsiguientes. Es
decir, escuché en la radio algún tema de Eminem y seguramente también
algo por ahí de 50Cent, pero miento si digo que puedo nombrar más de 4
raperos que hayan hecho carrera entre el 98 y el 2010.
Un día, hace muy poquito, eso simplemente cambió, y de la misma manera en que se fue: de un día para el otro. En este caso, fueron varias pequeñas influencias que se dieron a la vez e independientemente: el amor de mi esposa por Beastie Boys, la necesidad de pasar algo del género como DJ en Belle Époque, 4AD fichando al rapero SpaceGhostPurrp, las recomendaciones de hip hop contemporáneo de Scott "Annen Berg" Jackson, Ludmila "DJ Foz Terrier" Rosenzweig, y el ya mencionado Daniel "BlackBlackGold" Jones. Todo esto se dio al mismo tiempo, en el lapso de meses, y yo simplemente lo tomé como cualquier persona normal lo tomaría: como una señal divina que me daba la orden irrefutable de "volver a escuchar hip hop ya". Y así lo hice.
Lo extraño del asunto es que hoy en día, a sólo 17 años después, el hip hop me suena absolutamente en las antípodas del Rock-Con-Mayúsculas o de cualquier otra forma de rock. Casi todo lo relacionado con el rock hoy me suena a viejo, anquilosado, prácticamente momificado y definitivamente aburrido, mientras que el hip hop se me aparece como una tradición todavía muy floreciente y que tiene muchísimo para mostrar y desarrollarse, que siempre mira hacia adelante. ¿Cambió tanto la música joven desde la mitad de los 90 hasta acá? ¿Cambió mi forma personal de ver el asunto? No lo sé.
Como no tengo absolutamente nada para decir de ellos, no sólo porque no se nada de ellos sino también porque no tengo el lenguaje para
poder decir de ellos más que "qué lindo", acá van simplemente a modo de
difusión algunas de las maravillas que he estado descubriendo en estos
últimos meses. Quienes estén atentos a lo que pasa dentro del género
seguramente no van a encontrar nada nuevo. Quienes todavía no se han
decidido a zambullirse en este enorme e inabarcable océano musical, aquí
tienen cinco empujoncitos para hacerlo. Como podrán ver y escuchar son todos una manga de verdaderos freaks, lo cual no puede jamás ser algo malo. Que los disfruten.
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